martes, 28 de junio de 2011

Videncia vs cristianismo




El vidente más famoso de la historia, Nostradamus, era católico.

Videncia y cristianismo, dos conceptos que a lo largo de la historia han convivido con sus claroscuros y aunque esencialmente lo uno niega a lo otro, lo cierto es que en ocasiones participan juntos de la misma corriente de pensamiento.

La videncia es una facultad en estudio y desarrollo dentro del campo de la parapsicología, que determina que el poseedor de esta, pueda adivinar hechos pertenecientes al futuro.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua vidente en su segunda acepción es una persona que pretende adivinar el porvenir o esclareces lo que está oculto.
Lo curioso del hecho es que el cristianismo y todas las corrientes religiosas derivadas de él reniegan de esta facultad a pesar de que tanto la páginas del Antiguo como del Nuevo testamento están plagadas de videntes.
Bien es cierto que nunca ha habido un claro consenso por parte de la iglesia cristiana que reconozca la facultad de la videncia cuando sí las similitudes de muchos milagros reconocidos por la iglesia cumplen las características de videncia.
Para tratar de despejar esta incógnita, he entrevistado a diferentes personas conocedoras a fondo de la materia y tambien a practicantes de esta facultad.
D. Jose María Muñoz, psiquiatra por la Universidad complutense de Madrid es un investigador de temas relacionados con el campo de la parapsicología que ha hecho investigaciones tanto en Europa como en la India o enAsia.
Después de sus viajes de investigación, se confiesa agnóstico y justica sus viajes como la búsqueda de respuestas a preguntas que se planteaba durante su vida profesional.
José María afirma la capacidad del individuo para ver el futuro y profetizar acontecimientos.

“La videncia es una capacidad inherente en todos los individuos. La videncia nace con la persona, lo que ocurre es que, por poner un ejemplo musical, hay personas que nacen con un buen oído para escuchar música y memorizarla y otros no tanto. El vidente nace y o se entrena para disponer de una sensibilidad especial para captar ideas que están fuera de nuestro universo racional. Quizás por poseer una mente más especulativa y no quedarse en lo estrictamente formal, desarrollan la capacidad de penetrar en los misterios del futuro, o bien de una forma innata, o a través de la meditación, la concentración o el estudio.”

Respecto al antagonismo cristiano-católico sobre la videncia, José María, es de la opinión que todo dogmatismo religioso, frena o anula las capacidades naturales del individuo, que son muchas no están suficientemente estudiadas y desarrolladas.

“La represión mental, el dogmatismo, el adoctrinamiento de la sociedad, son siempre los motivos de la esterilidad mental del individuo.Lo decía Raimundo Lulio, sacerdote, teólogo, alquimista “el ser humano es un microcosmos dentro de un macrocosmos. Y no hay que olvidarse de que el vidente más conocido de la historia, Nostradamus, era cristiano y católico”.

Es precisamente esta respuesta la que me hace insistir en el porqué del antagonismo entre la videncia y el cristianismo.

“Yo no soy católico, precisamente por esos motivos: la constante negación de individuo y sus infinitas facultades por parte de la Iglesia. Y por la hipocresía de esta hacia este tipo de fenómenos naturales que son anteriores al propio cristianismo, que existen y que, parece ser que ellos quieren tener la patente de estos mal llamados milagros”

Para contrastar lo afirmado por D. José María Muñoz, hablo con Luís Lluc, vidente, parasicólogo y discípulo del ya fallecido Padre Guní, sacerdote y vidente catalán,  y que durante la década de los 70 y los 80, tuvo gran predicación en Cataluña por sus dotes clarividentes.
Luís Lluc, se confiesa católico practicante y, en principio, no ve ninguna contradicción en ser vidente y cristiano. Es más afirma que el Vaticano no ve como malos ojos esta práctica, siempre y cuando esté encaminada a procurar el bien de las personas.
Ante mi insistencia en la oposición declarada de la Iglesia a este tipo de prácticas, comenta

"La Iglesia Católica, es un cuerpo doctrinal muy complejo, cuya dificultad teológica no trasciende a la calle y, cuando esto ocurre, a veces, se distorsionan sus enseñanzas.La práctica de la videncia no solo está reconocida por la Iglesia, sino que, los mismos textos bíblicos, se hacen eco de ella. Lo que ocurre es que, esta práctica debe hacerse dentro de ciertos límites éticos, morales y humanos"

-En definitiva, lo que usted afirma es que la Iglesia no está contra la videncia sino contra quien la ejerce mal, ¿no es así? – Le pregunto.
-Exactamente. La Iglesia está contra una práctica mercantilista de un don que viene de Dios-.
La última opinión la da una persona que ha hecho práctica profesional a lo largo de su vida de esta facultad que -según ella- le viene dada por herencia familiar ya que su abuela y su madre fueron videntes.
Se llama Carmen y prefiere que en la entrevista no se diga sus apellidos ya que es bastante conocida. Es de etnia gitana de Jaén, aunque lleva muchos años practicando consultas en un piso de Moratalaz. Cuenta que fue bautizada como católica pero que, en la actualidad, es evangelista y no ve que su confesión religiosa le impida ejercer profesionalmente como vidente aunque, ella, no habla de esas cosas en su Iglesia.
Carmen confiesa que cobra por desarrollar esta facultad y que tambien ayuda a mucha gente.

“Si yo cobrara por lo que ayudo, entonces, sería millonaria”

Carmen no cree que dios se meta en estas cosas y que si así ayuda al prójimo, no hay problema.
Respecto al ejercicio de su videncia, ella se basa en la lectura de cartas gitanas que aprendió de su madre y en la facultad de leer las rayas de las manos que aprendió de su abuela que no sabía leer ni escribir. Y utiliza ambas técnicas, aunque se encuentra más cómoda leyendo las cartas. También cura con “la cabeza” refiriéndose a un hipotético poder mental.
En cuanto a su metodología reconoce que las líneas de las manos y las cartas son como un espejo para ella donde ve lo que le ocurre a la persona que ha ido a consultar sus problemas.

“Yo miro fijamente las cartas o las líneas de la mano y, en un momento dado, aparecen por mi cabeza imágenes y pensamientos sobre lo que le sucederá en la vida de esa persona que tengo delante. Entonces le aconsejo lo creo que debe hacer y, ya está”

Atenea García de la Rosa Rus

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